lunes, 10 de diciembre de 2012

El amor. Sin H.

Las grandes historias de amor comienzan en el sitio más inesperado. En el momento que menos esperas, cuando crees que nunca podrás olvidar al último que te partió el corazón, cuando crees que sólo le gustarás a chicos con los que que ni muerta querrías estar; o bien por sosos, o bien por empalagosos, la cuestión es que nunca encontramos el término medio; porque no tienen conversación, porque se quedaron en la eterna adolescencia, porque van demasiado detrás de ti... O joder, simplemente porque el que a ti te gusta, no le gustas, es un amor platónico...o mil combinaciones más. Lo que vengo a decir es que resulta muy muy difícil encontrar a eso que llaman ''media naranja'' (y hablando de media naranja, animo a denominarla ''naranja entera'', porque a mi me gustan las personas en su totalidad, con sus virtudes y defectos así que, por qué aprovechar sólo la mitad). Siempre es difícil encontrar a alguien con quien te sientas plenamente tú, cómodo, que te haga divertirte, con quien el tiempo pase rápido, con quien tienes complicidad para hablar, sonrisitas, miradas...en fin, ya me entendéis. Y si nunca os ha pasado, no sabéis lo que os perdéis. Yo creo en ello. Y creo que eso llega, normalmente, a primera vista. Y no hablo de flechazos ni cupidos que disparan flechas así a diestro y siniestro, estoy hablando del proceso de:  lo ves, te gusta, lo miras, te mira, atracción, ji ji ja ja, y después...Dios dirá. Pero si esos previos pasos no están, dile a Lucas hasta luego.

 


Y también la Historia nos muestra grandes pasiones, amores verdaderos, que duran a pesar del tiempo, del miedo, de las distancias o posibles diferencias. Porque ese amor existe, y llámenme romántica, idealista o lo que quieran (porque lo soy y estoy orgullosa de ello) pero yo les aseguro que ese es el motivo principal por el que vivir. Por el amor; a lo que haces, a tus sueños, a tu familia, a tus amigos, a la ''naranja entera'', a tus principios, a tus proyectos, a compartirlos, a formar tu personalidad. Y bueno, me callo porque yo he venido aquí a hablar de las Grandes historias de amor,  me apasiono...y en cualquier momento nos vamos a Amar en tiempos revueltos...





1. Bonnie y Clyde.  Durante la Gran Depresión de los Estados Unidos, el destino de Bonnie Parker y Clyde Barrow se unió, unión que sólo pudo separar la muerte. Él, con 21 años, era un delincuente, amante de las armas y la velocidad. Ella, con 19 años, era una camarera separada. Tras conocerse, rápidamente se hicieron amantes, hasta el punto que Bonnie se unió a la banda de Clyde. Tras tres o cuatro años llenos de asaltos, robos y asesinatos, el fin de esta peligrosa relación de alto voltaje llegó en mayo de 1934, cuando cuatro policías acabaron con sus vidas. La voluntad de estos amantes era que se enterrasen juntos-tal y como expuso Bonnie en un poema-pero por desgracias de la vida, estos dos arriesgados enamorados nunca tuvieron cumplido ese sueño. Además, en la tumba de Bonnie podemos encontrar unos versos dedicados a Clyde en los que dice: Este viejo mundo es más brillante por las vidas de gente como tú.


2. Sha Jahan y Mumtaz Mahal. Él fue el emperador del Imperio mogol en la India. Ella era una princesa persa. Cuentan que al conocerla en un bazar, el emperador quedó enamorado de la belleza de la joven de 15 años y que la conquistó al comprarle un bello collar de diamantes valorado en diez mil rupias. Tras esperar cinco años para casarse-tiempo en el que no pudieron verse-Mumtaz se convirtió en la esposa favorita del emperador. El verdadero nombre de ella era Arjumand Banu Begum, pero el emperador la nombró Mumtaz Mahal (elegida del palacio) para inmortalizar su belleza en la obra arquitectónica que actualmente conocemos; el Taj Mahal. Y es que, desgraciadamente, Mumtaz, murió durante una campaña militar en la que acompañaba a su marido y en la que se puso de parto y dio a luz a su decimocuarto hijo. Dolorido y abatido, el emperador decidió dedicarle a su esposa muerta un palacio como mausoleo de su amor; El Taj Mahal, construcción que tardó 22 años en terminarse y que a pesar del encarcelamiento del emperador, no consiguieron que los días de vida de Sha Jahan olvidasen este amor que sintió por su esposa.



3. Elizabeth Taylor y Richard Burton. Este matrimonio, lleno de altibajos, es símbolo de un amor que permaneció en el corazón de los actores hasta la tumba. Cuando se conocieron, en la grabación de la película Cleopatra, ambos estaban casados, pero probablemente el flechazo que sintieron les llevó a separarse de sus respectivas parejas y a intentar construir una vida juntos. Su primer enlace fue en 1964, y duró hasta 1974, año en el que se divorciaron. Y cuando el amor es verdadero, dicen que siempre vuelve a tener su oportunidad, y año después contraen matrimonio, para intentar burlar el dicho de que ''las segundas partes nunca fueron buenas''. Pero como el refranero popular es sabio, no hubo segunda oportunidad que durase, y la pareja se separaría año después, desenlace que no terminó con el amor que ambos se profesaban. Durante todos los años en los que se amaron, mantuvieron correspondencia y el contacto, a pesar de que cada uno rehízo su vida con terceras personas. Finalmente, en 1984, falleció el actor, muerte que Elizabeth Taylor lloró como si esa relación nunca hubiese llegado a su fin. Y es que, Marco Antonio y Cleopatra en la ficción, se quisieron por y para siempre. La actriz, llegaría a decir : Richard era magnífico en todo el sentido de la palabra. Y en todo lo que hacía. Desde los primeros momentos en Roma estuvimos siempre loca y poderosamente enamorados. Tuvimos tiempo, pero no el suficiente.




4. Dante Alighieri y Beatriz. Él es El Poeta Italiano por excelencia, escritor de la Divina Comedia. Ella es su Beatrice, la mujer más amada e idealizada. Aquí nace la historia que mejor representa al dolce stil nuovo. Dante conoció a Beatriz cuando apenas rondaban los 9 u 8 años. Ella era la hija de Folco Portinari. Se dice que Dante nada más verla, quedó enamorado de aquella muchacha con la que nunca mantuvo más que algún saludo por la calle. Beatriz se casó con Simona Di Geri y murió alrededor de 1290. Ella era la razón de su poesía y de su vida, además La Divina Comedia está dividida en los poemas en vida de Beatriz y los poemas en muerte (así, sintetizando contenidos, claro). El poeta, escribe sobre la primera vez que vio a Beatriz, con los siguientes versos:

“Sobre el cándido velo, orla de oliva
Dama me apareció, tras verde manto,
Vestida de color de llama viva”.
Un amor que constituye el más bello ejemplo de admiración que la literatura haya inmortalizado.


5. Johnny Cash y June Carter. Él, el Hombre de Negro. Ella, su salvación. Poco hay que pueda contar en unas líneas que no hayan dicho las canciones del cantante estadounidense, o la película Walk the Line. Lo cierto es que Johnny Cash estaba casado con Vivien, mujer con la cual tuvo cuatro hijos. Al empezar a ganar fama y actuar en conciertos, compartía escenario con June Carter, una bella cantante de country. Él se enamoró perdidamente de esta guapa joven, pero ella, que había sufrido ya por amor, parecía no terminar de acceder a los encantos del tipo duro. Durante un concierto, Johnny le pidió matrimonio, y a partir de ese momento se hicieron inseparables, ya que ella fue su principal apoyo para superar su adicción a las anfetaminas, al alcohol y otras drogas... Johnny Cash llegó a afirmar: June era mis señales del camino, hacía alzarme cuando estaba débil, me animaba cuando me desanimaba, y me amaba cuando estaba solo y me sentía desamparado. Es la mujer más grande que jamás he conocido. Nadie más, excepto mi madre, se le acerca. Su amor finalizó en 2003, con la muerte de ella, y meses más tarde con la muerte de él a causa de un paro respiratorio. Una historia hecha de paciencia, recaídas y sobre todo redescubrimientos y superaciones. Una pareja que nació de la soledad pero a ritmo de una misma pasión. 




Que el amor nos haga mejores y ver el cielo un poquito más azul. Amén

2 comentarios:

  1. Presiento que este es el comienzo de una GRAN periodista. te quiere L

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  2. Te admiro por cosas como esta, Marta. Eres grande, tienes inquietudes y talento... y joder, qué talento! Don't let it go.

    (P)oulain.

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